Nuestra Declaración de Fe
Dios: Existe un único Dios Eterno, Verdadero Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Él es el Creador y Sustentador de todas las cosas (visibles e invisible).
El Señor Jesucristo: Creemos en la deidad del Señor Jesucristo, Su nacimiento virginal, Su vida perfecta en la Tierra, Su muerte redentora, Su resurrección corporal, Su exaltación presente a la Diestra del Padre, y Su retorno personal al mundo.
El Hombre: Fue creado a la imagen de Dios, para que tuviera comunión con Él; pero debido a la desobediencia de nuestro Padre Adán al principio de la Creación, el pecado entro en el mundo y separo a Adán, y por tanto, a su descendencia, de su Creador santo, poniendo a todo hombre bajo la ira de Dios y la condición de pecador. Sin embargo, Jesucristo, estando sin pecado, tomo el lugar del hombre y sufrió las consecuencias y juicios divinos sobre el pecado, de modo que la relación del hombre con su Creador pudiera ser plenamente restaurada. Por esto, a través del arrepentimiento y la fe en Jesucristo, el hombre puede ser librado del juicio de Dios, y nacer a la vida eterna.
Las Escrituras: Todo el canon de la Escritura, el Antiguo y Nuevo Testamento es inspirado por Dios, y es la autoridad suprema y final en todo lo que enseña y declara.
El Espíritu Santo: Creemos en la Deidad y Persona del Espíritu Santo, quien obra en los hombres, y los capacita para poder vivir una vida de santidad y de servicio fructífero.
La resurrección: Creemos en la resurrección de todos los muertos. Toda persona que sea salva recibirá vida eterna en la presencia de Cristo, y todo aquel que no sea salvo recibirá condenación eterna en el lago de fuego.
La Importancia de La Alabanza
El Tabernáculo de David
Como la Biblia nos lo describe, David no solo descubrió que Dios habita en medio de las alabanzas de Su pueblo (Salmo 22:3), sino que conoció la alabanza y adoración agradables al Señor. Esto último nos lo confirma el libro de los Hechos 15:15 – 18, donde Jacobo da a entender que lo que el Señor estaba haciendo en la Iglesia de los Hechos era reedificar el tabernáculo de David. Él dijo: “Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.”
Lo anterior, da una idea clara a la iglesia de hoy de la importancia de ser conformada al patrón establecido en el Tabernáculo de David.
Según la Palabra de Dios, el Rey David fue un hombre conforme al corazón de Dios y su vida y mensaje profético dado en el libro de los Salmos, nos muestran que la morada del Señor, es decir, su Tabernáculo esta formada por todos los creyentes que participan en una relación de amor con Cristo, la cual esta basada en una vida recta y es expresada por medio de la oración y la alabanza.
Es necesario reconocer que el Señor esta reedificando, reparando y levantando vidas para edificar Su morada con ellas, y por tanto esta buscando adoradores que le adoren en Espíritu y en verdad (Juan 4:23). Por ello Ministerios Hebrón enfatiza la alabanza a Dios según el patrón bíblico, evitando enfáticamente el imponer alguna forma de adoración que sea producto de la imaginación humana o de alguna cultura nacional. Nuestro deseo es que seamos conformados al patrón de adoración que se encuentra en el cielo. Conocemos que David paso tiempo en la presencia de Dios, y aprendió a ofrecer sacrificios aceptables de adoración y como sacerdotes neo testamentarios, nosotros somos llamados a hacer lo mismo (1 Pedro 2:5; Hebreos 13:15).